SOFÍA HABLA CON ROSALINDA

SOFÍA HABLA CON ROSALINDA
ILUSTRACIÓN DE ¿DÓNDE ESTÁ LA PRINCESA?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LUZ Y SU NARIZ


Luz era una niña que parecía una princesa, su cabello era rubio oro y caía sobre sus hombros con simpatía. Era lista, guapa, amable, y una princesa de verdad. Vivía en un pueblo llamado “Esperanza”, que aunque pequeño, era tan divertido que a Luz se le pasaba la vida volando, intentando solucionar pequeños problemillas, como ella llamaba. Y es que tenía un encanto especial, tan especial que sólo su perro, Sol, conocía hasta el fondo, por eso ambos eran amigos inseparables. ¡Hasta dormían juntos!

Cada día era una nueva aventura, era picarle la nariz, rascarse y de pronto aparecía con su vestido de princesa, su varita mágica y su perro Sol, en el lugar más inverosímil. Claro, con aquel disfraz nadie la conocía, ¡menos mal! Con el vestido su mundo cambiaba, podía hablar con Sol y se reían juntos, sólo tenía ocho años.

Un día, apenas acababa de desayunar cuando le empezó a picar su nariz, miró a Sol, se rascó y ¡chas!, aparecieron en la habitación de un niño que estaba llorando. Sol le preguntó qué le pasaba y el niño pensó que no eran amigos imaginarios, porque esos nunca hablaban. El niño les explicó que no quería ir al cole, porque todos se reirían de él, pues le habían puesto gafas. Luz le explicó que ahora podría estar en la última fila y ver todo lo que sucedía en la clase, le dijo que si algún niño se reía de él, sólo tenía que decir: “Tú también llevas gafas”. Entonces, unas gafas negras y gordas aparecerían en su cara y no se las podría quitar el resto del día. Hicieron la prueba con Sol, y unas gafas feas brotaron en su cara, el niño reía y reía, le pareció tan divertido que se olvidó de que llevaba unas bonitas gafas, y nadie se metió con él, quizá porque ese día, explicó a todos que se había encontrado a una princesa con su perro y le habían dado unas palabras mágicas que hacían que si alguien se reía de él le aparecerían en su cara unas gafas enormes. Y el niño pensó que ese día había sido de lo más divertido.

Andrés Legua Zaera. 11 años. Zaragoza.

El jurado considera que Andrés ha revolucionado los cuentos de princesas. Nos ha presentado una historia amable y simpática, bien escrita y con muy buenas intenciones. ¡Cuántos quisieran que su mundo cambiara al ponerse un vestido! Andrés lo ha conseguido para su princesa Luz.

¡Enhorabuena!

3 comentarios:

  1. Creo que es uno de los primeros cuentos de princesas en el que el final es mucho mas bello que el hecho de casarse con un príncipe azul.

    Este relato me gusta porque Andrés, mezclando magia y realidad, consigue normalizar la vida de ese niño al que no le quedaba más remedio que llevar gafas.

    Felicidades Andrés y nunca dejes de volar con la imaginación.

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  2. Bueno Andrés, me parece un cuento hermoso desde el nombre del pueblo hasta cómo consigue Luz hacer felices a los demás.
    Enhorabuena.

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  3. Andrés, todos podemos ser hada@s porque la esperanza, aunque sea pequeña, habita en nosotros, ¿verdad? Solo tenemos que dejar que la luz del corazón guié nuestras acciones. A veces ofreciendo nuestra mano y una sonrisa regalamos unas gafas de colores a quienes nos rodean y hacemos que sus días sean mejores. ¿Hay mejor varita mágica?

    Precioso texto, me quedo contigo en el país de nunca jamás. Yo también creo en los cuentos, son necesarios, no dejes de hacerlo.

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