ESTAMPA FAMILIAR
—¡No me gusta la sopa de dedos!
—exclamó el pequeño zombi con el plato delante.
—Pues hay que comer de todo
—sentenció la madre mientras lavaba un puñado de ojos bajo el grifo para
quitarles el exceso de sangre.
Frente a ella, la ventana de la
cocina dejaba pasar la luz anaranjada del otoño y la imagen de un jardín
sembrado de cadáveres. Una estampa verdaderamente preciosa. De momento se
apercibió de que uno de los cuerpos se movía y una fugaz sonrisa
cruzó por sus labios. «Carne muy fresca para esta noche», pensó. Se secó las
manos en el delantal y cogió el cuchillo más afilado del cajón de los
cubiertos.
—Ahora vengo, cariño, voy a por
ingredientes para la cena —dijo a su pequeño al pasar a su lado—, ¡y no te
dejes las uñas, que tienen calcio!
Este relatito participa en HALLOBLOGWEEN 2015, una idea original de Teresa Cameselle.
¡Uauu! Creí que este relato no me asustaría, a fin de cuentas soy adulta... ¿o no? Creo que no voy a volver a morderme las uñas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muérdetelas, Esther, que tienen calcio (bueno, eso dice la mamá zombi, no está demostrado).
EliminarUn abrazo.
Las madres, madres son ya sean Zombies, brujas o humanas....¡Enhorabuena!
ResponderEliminarCierto, Mad El Mago, madres y protectoras. Y sobre todo preocupadas de que sus pequeños coman bien :)
EliminarUn abrazo.
Me encantó este relato, tiene un enfoque tan original que más allá de lo terrorífica que es la escena, me ha dibujado una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Sindel, eso pretendía en este blog que dedico a la literatura infantil y juvenil, que los zombis tuvieran una imagen desenfadada, incluso una chispa de humor.
EliminarUn abrazo.
Todas las madres nos preocupamos por la salud de nuestros hijos! jeje
ResponderEliminarSaludos
Así es, Neo, no tenemos remedio :)
EliminarUn abrazo.
Una madre tierna a su modo, modo zombie.
ResponderEliminarY capaz que conversan entre madres zombies, sobre un hijo caprichosos que sólo quiere comer reinas del grito y no aceptan otra cosa.
Saludos.
Seguro que sí, Demiurgo, habría que asistir a una reunión de madres zombis :)
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho, siempre hay que mantener a los hijos bien alimentados ;-)
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Me alegro, Inma. Sí, como diría la mamá zombi: "hay que comer de todo".
EliminarUn abrazo.
Cuánto me has recordado a la familia Monster y, sobre todo, a cosa. Una estampa muy tierna.
ResponderEliminar¡¡¡Feliz Halloween!!!
Un abrazo.
¿Verdad, Jose? A mí también me parece tiernísima, jeje...
EliminarUn abrazo.
Encantador relato, con toda la dedicación que una madre (aunque sean zombies) tiene por sus hijos. Me fascino el final.
ResponderEliminarSaludos
Me alegro, Yessy kan. Gracias por venir a este hogar zombi.
EliminarUn abrazo.
Si es que lo que no haga una padre por su hijo!!!! Muy bueno Maribel.
ResponderEliminarBesos.
Amor de madre, ya se sabe :-)
EliminarUn abrazo.
Pues sí, Maribel. Si no fuera por esas viandas tan especiales no se diferenciaria mucho de un hogar al uso. Me ha gustado la aparente normalidad del relato. Cambias dedos por garbanzos, ojos por uvas y cadaveres por pollos y aquí no ha pasado nada, ja,ja,ja. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exacto, Alicia, normalidad absoluta. Normalidad zombi, claro, jajaja...
EliminarUn abrazo.
¡Muy bueno! Ya me imagino la cara del niño zombie cuando la madre le diga aquello de que si no se lo come, tendrá lo mismo para cenar. Enhorabuena, Maribel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, María José. Yo también veo al niño comiendo uñas a la hora de la cena :-)
EliminarUn abrazo.
¡Me encanta! Suscribo uno de los comentarios anteriores. Una madre es una madre, humana o zombi.
ResponderEliminarMadre o madraza, Tessa :-) Muchas gracias. Un abrazo.
EliminarJajaja, me ha encantado, no me esperaba un relato de humor negro. Muy bueno. Gracias por participar en el Halloblogween.
ResponderEliminarLos zombis pueden ser muy graciosos, Teresa, jajaja... Gracias a ti por esta estupenda convocatoria.
EliminarUn abrazo.